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Diferencia entre mentalidad emprendedora y empresarial

En este artículo...

Existen varias diferencias cuando hablamos de mentalidad empresarial y mentalidad emprendedora.

No hay una mejor que la otra, ya que cada cual tiene su momento y ambas son parte de los procesos por los que necesitamos pasar cuando comenzamos a emprender.

Pero es interesante que las conozcas para poder conocerte mejor, saber dónde estás y decidir hacia donde quieres avanzar.

Mentalidad emprendedora

La mentalidad emprendedora tiene un mayor foco en el emprendimiento en solitario. Se pasa por esta etapa cuando empiezas a emprender sin casi tiempo, sin dinero y sin apoyo, pero sí con altas dosis de ilusión y motivación.

Tiramos de mentalidad emprendedora para ser creativas en las primeras fases de nuestro negocio, y coincide con la parte del proceso en el cual tenemos nuestro foco centrado en nuestro propósito, misión, visión y valores.

Además, nuestro trabajo está mayormente enfocado en el cliente y nuestras estrategias son customer centric. Es decir, nos pasamos el día hablando y pensando en el cliente y en sus necesidades, en qué problemas tiene y cómo podemos ayudarle.

Peligros de la mentalidad emprendedora

En esta parte del proceso puedes pecar de querer hacerlo todo por ti misma. En parte por falta de recursos económicos pero en mayor medida por pensar que delegar en otra persona implica que las cosas no se hagan “como tú las harías”.

mentalidad emprendedora

Además, en esta etapa puede que tengas otro trabajo que te sostenga económicamente hasta que el tuyo termine de tomar forma. Esta «tranquilidad» de tener un sustento monetario tiene una obvia parte buena pero también varios inconvenientes:

  1. No dedicas tu energía plena a tu proyecto.
  2. Puede que sigas poniendo las prioridades de otros por encima de las de tu negocio.
  3. Es posible que veas tu negocio como un hobby, algo que haces por pura pasión y que no importa si no monetizas.
  4. No te exiges constancia y prefieres fluir para no sobrecargarte, por lo que puede que tu negocio no avance como desearías y termines abandonando pensando que «esto no funciona», «emprender no es para ti» o «no sabes emprender».

¿Qué otros posibles riesgos encontramos?

Además, la mentalidad de emprendedora tiene otros riesgos, y si bien no afectan todos ni por supuesto siempre, es importante conocerlos para poder identificarlos y tomar acción contra ellos.

  1. Reduce las posibilidades de crecimiento de la empresa. Puesto que todo debe pasar por la emprendedora, si no se delega y se automatiza, es complicado crecer. Esto puede desgastar el proyecto, matándolo antes siquiera de haber despegado.
  2. Aumenta el peligro de estancarse y quedar desactualizada. La emprendedora tiene 24 horas como todo el mundo. Si lo gestiona todo por ella misma y no cuenta con un equipo que le de inputs e ideas innovadoras, tendrá poco tiempo para formarse y no podrá escuchar otras ideas que refresquen su negocio.
  3. Genera un mayor síndrome del impostor. La emprendedora se arriesga mucho menos en su negocio. Al ser ella el centro del mismo, muchas veces piensa que si algo sale mal en su negocio se la invalida como profesional. Por eso, muchas emprendedoras piensan en el NO de un cliente como un rechazo hacia ellas en lugar de hacia una propuesta de negocio. 

Mentalidad empresarial

La mentalidad empresarial por su parte tiene una visión más global del negocio.

La estrategia no debe jamás desviarse de la atención al cliente, pero además de pensar en las necesidades del consumidor, la mentalidad empresarial se centra en la mejor forma de rentabilizar la empresa.

Cuando hablamos de mentalidad empresarial buscamos además de propósito que se cumplan con unos objetivos económicos.

En esta fase y desde la visión global, se busca automatizar, crecer y llegar a más personas a menor coste. Ya no se mira únicamente por el bien del cliente, se mira también por el bien del negocio.

ment

Peligros de la mentalidad empresarial

Pero seamos honestas, nada es perfecto, y desde la mentalidad empresarial también pueden desarrollarse algunos riesgos:

  1. El crecimiento del equipo demasiado rápido puede provocar caída en la calidad del servicio. Por eso, se deben hacer previsiones y tener un plan de contingencia en caso de que al crecer en equipo y recursos los ingresos no crezcan de la misma manera.
  2. Menor personalización e incluso deshumanización del negocio. Se puede perder parte de la visión estratégica enfocada al cliente.
  3. Si no se tiene presente, podemos perder de vista el por qué de nuestro negocio y centrarlo excesivamente en la parte económica. Por eso es importante tener muy clara la misión, visión y valores del proyecto y revisarlo al menos anualmente con las personas del equipo.
  4. Mayores responsabilidades y necesidad de una gestión de liderazgo para que todos los tripulantes del barco naveguen en la misma dirección. Mal gestionado, el crecimiento puede provocar pérdidas y fugas económicas en recursos mal gestionados.
  5. Ataduras y pérdida de libertades. Si emprendes para ser libre, cuidado con la sobrecarga de trabajo y el crear un equipo demasiado dependiente de ti. Las automatizaciones existen para ayudarte a soltar y agilizar procesos.

No todos los negocios de mentalidad empresarial deben crecer hasta el infinito. Recuerda que tú pones los limites y estableces qué modelo de negocio se adapta mejor a ti y a tu visión de futuro.

¿Cuál es la diferencia principal entre mentalidad emprendedora y empresarial?

Si bien es a criterio personal, algo que he detectado con mis alumnas y clientas es que en los negocios con mentalidad emprendedora, la persona se sitúa en el centro del proyecto. Se ve a ella misma como pieza clave e imprescindible del proceso, por el cuál sin ella no habría negocio.

Esto es un pensamiento muy común de la mentalidad emprendedora, pero es un error y un peligro, ya que te vuelves esclava de tu propia creación, algo que, muy probablemente, comenzaste a hacer en gran parte para sentirte además de realizada, libre.

En el caso de la mentalidad empresarial, como ya hemos visto el foco está más en la parte económica y en el crecimiento de la empresa.

Ahora el emprendedor como tal no debe ser el centro, sino que lo son los procesos y protocolos de actuación.

No hay una visión de negocio personal si bien la empresa puede seguir siendo unipersonal. Con esto, me refiero a que no se piensa en el bien o la autoestima de la creadora del proyecto sino de la empresa que ha construido.

Ya no hablamos de ¿qué necesito yo? sino, ¿qué necesita mi negocio?

Ahora es tu turno

Cuéntame, ¿Cuál de estas mentalidades predomina actualmente en tu negocio? ¿Has detectado alguno de los posibles peligros? ¿Sabes cómo vas a trabajarlos para que no afecten en tu desarrollo?

Detrás de este artículo...

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